RECONOCIMIENTOS


Dr. David J. Schmidly
Breve semblanza

Dr. David J. Schmidly

Es para mí un honor hablar de una persona tan querida como lo es el Dr. David J. Schmidly. Cuando me hizo el favor la presidenta de esta Asociación (Sonia Gallina) de invitarme para decir algunas palabras, que reflejaran el sentir de muchos mastozoólogos mexicanos hacia la trayectoria del Dr. Schmidly. Me sentí sumamente agradecida y al mismo tiempo comprometida a transmitir a las nuevas generaciones las enseñanzas del maestro, pero sobre todo del amigo.

Para la gran mayoría de los mastozoólogos de México y del resto del mundo, en particular de los Estados Unidos, David J. Schmidly es una persona cuyo nombre está estrechamente relacionado a la dirección de escuelas de educación superior y dentro de la mastozoología, a las publicaciones más completas y prestigiosas acerca de la mastofauna del estado de Texas.

El Dr. Schmidly nació en Levelland, Texas. El 20 de diciembre de 1943, realizó sus estudios de licenciatura en Biología y maestría en Zoología, en Texas Tech University, y para 1971 realizó estudios de doctorado en zoología en Illinois University. David ha formado una preciosa, familia Casado hace más de 50 años con Janet Elanae Knox con quien tuvo dos hijos Katerin y Brain James y actualmente tiene tres nietos.

Su desempeño académico administrativo es tan impresionante, que me limitare a decir que ha sido presidente de tres de las más prestigiosas universidades del sur de los Estados Unidos: Texas Tech University, Oklahoma State University y en la actualidad es el presidente de la University of New Mexico.

Su trabajo como administrador de la educación superior y su interés en el desarrollo de liderazgo lo han traído a México como invitado especial al "Tercer foro de reflexión en educación y cultura", en el centro cultural mexiquense realizado en junio de este año. Es profesor emérito de la Universidad Autónoma del Estado de Puebla.

Visitante distinguido del estado de Puebla. Miembro honorario de la Golden Key National Honor Society. Ha recibido más de 10 reconocimientos especiales entre los que destaca el Joseph Grinnell Award de la American Society of Mammalogists por su excelencia en educación en mastozoología, además de ser miembro honorario de varias asociaciones científicas y de conservación. Ha sido trabajador incansable de la American Society of Mammalogists, además de la American Institute of Biological Sciences de la Texas Mammal Society. !bueno, hasta fue editor asociado de la Asociación Mexicana de Mastozoología!

Como científico su mayor interés ha sido la sistemática, taxonomía e historia natural de mamíferos neárticos y neotropicales (con énfasis en Texas y México). La conservación de vida silvestre en Texas, Suroeste de los E.U., y México, así como en el desarrollo sustentable y la conservación, el manejo de colecciones científicas y la administración de la educación superior.

Como profesor ha impartido materias como Mastozoología general, biología de campo, técnicas en manejo de fauna silvestre, desarrollo sustentable, conservación y desarrollo de liderazgo, además de varios seminarios de temas selectos en biología.

Ha publicado 8 libros sobre mamíferos de Texas, Manejo de fauna silvestre y desarrollo sustentable entre otros temas. También ha publicado más de 110 artículos científicos y de difusión entre los que me gustaría destacar aquellos referentes a la sistemática de roedores y murciélagos con distribución en México. Como Peromyscus boylii, P. pectoralis, Dipodomys ordii, Neotoma albigula, etc. Otros, sobre mamíferos marinos del golfo de México y algunos más sobre especies o registros de mamíferos de los estados de Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas y Querétaro.

Ha formado a 8 doctores, 30 maestros en ciencias y 6 maestros en agricultura. Dice una expresión popular Los discípulos son la biografía del maestro. Basta leer la nómina de alumnos que forman su curriculum, algunos muy conocidos de nuestra asociación son: Terry Yates quien desafortunadamente ya no está con nosotros, pero que trabajó muy cerca a los mexicanos, por ejemplo con Sergio Ticul Álvarez. Duke Rogers, quien ha seguido las enseñanzas del maestro y para muestra basta un botón, Elli Arellano y Francisco Xavier González, y por supuesto Robert Bradley, quien sin duda, aprendió bien de su profesor a trabajar con mexicanos emprendedores, esto nos lo podría confirmar Celia López.

Es costumbre en las ciencias biológicas que cuando alguien tiene renombre se le reconoce dedicándole especies, pero también se les dedica cuando han dejado huella en sus discípulos, a David se le han dedicado dos especies (Peromyscus schmidly y Habromys schmidlyi). Estoy segura que tanto Robert Bradley y sus colaboradores, como en mi caso y el de mis colaboradores, hemos querido rendirle un homenaje al científico, pero sobre todo al amigo.

Una persona tan importante y reconocida como él puede ser consultada por internet y obtener una vasta información acerca de su trayectoria, pero lo que esta noche quiero hacer trascendente es el testimonio del hombre, del amigo en que se convirtió para nosotros el Dr. Schmidly y para ello quiero platicarles como conocí a David.

Hace muchos años en 1982 (poco después de la última glaciación). David invitó a un grupo de estudiantes del Museo de Zoología de la UNAM a un viaje de campo al estado de Querétaro, él y un grupo de estudiantes norteamericanos realizaban un proyecto sobre la sistemática de Peromyscus boylii, entonces Daniel Navarro, Juan Carlos Morales, Esther Romo y una servidora aprendimos a colectar, a preparar ejemplares, a sacar cariotipos, y a montar un laboratorio en un motel. En fin, a realizar las primeras etapas de una investigación, y David nos enseño con el ejemplo, con paciencia y con mucho entusiasmo a disfrutar el trabajo de campo.

Quiero mencionar que al final de este viaje, David nos regaló algunas trampas Sherman y redes de niebla para que Esther y yo pudiéramos realizar el trabajo de campo y desarrollar las tesis de licenciatura. Nos apoyo con todo lo que pudo para que continuáramos nuestra formación como biólogas.

También recuerdo con cuanta sencillez nos invitó a consultar la colección de la Universidad de Texas A & M, nos hospedo en su casa, nos integró a su familia y nos trato como un padre. Esas cosas nunca se olvidan.

A partir de esos momentos, David ha estado presente en los principales eventos de la AMMAC muy cerca de los mastozoólogos mexicanos, desde los primeros congresos nacionales. El primer simposio latinoamericano celebrado en Cancún en 1987. El Theriológico de Acapulco en 1997, siempre mostrándonos como hacer que fluya la buena voluntad, la fraternidad entre colegas y la organización en estos grandes mítines.

Pero no sólo quiero compartir mi sentir por el Dr. Schmidly con ustedes, por eso quiero mostrarles el testimonio de dos de sus tres estudiantes mexicanos y voy a dar lectura a un pequeño escrito que me hizo llegar el Dr. Juan Carlos Morales.

Es difícil recordar en qué momento de mi vida decidí estudiar Biología. Varias veces me he preguntado, y otros más me preguntan, que me hizo tomar tal decisión. ¿Qué me motivó, siendo aún estudiante de preparatoria, empezar a indagar sobre una carrera en las ciencias naturales? Recuerdo, por ejemplo, mi fascinación con los animales desde que era muy chico, mis excursiones de Biología en la prepa, incluso mis primeras visitas a la facultad de Ciencias en la UNAM. Recuerdo también cuando empecé a tomar mis primeras clases de licenciatura en las nuevas y prístinas instalaciones en lo que considerábamos en aquel entonces "el otro lado del mundo," mejor conocido ahora como el "circuito exterior". Muchas de mis memorias más hermosas son de aquel tiempo como estudiante de bachillerato, y de amigos que he hecho de por vida; pero aquel justo momento en que me dije a mi mismo, voy a ser biólogo, se pierde un poco en la memoria. Así mismo, una vez empezada mi carrera, aún seguí con la incertidumbre de si quería estudiar protozoarios, de si quería dedicarme a los insectos, a algún grupo de vertebrados, o algún otro aspecto general sobre teoría de Biología. Todo era fascinante, y cada materia que tomaba abría más y más puertas a un mundo lleno de posibilidades…

Sin embargo, un momento que sí recuerdo vivamente es cuando decidí estudiar mastozoología, y ese momento fue cuando conocí a David Schmidly. Desde el primer momento que David cruzó las puertas del Museo de Zoología, donde empezaba yo a trabajar en la colección de ectoparásitos, el nos demostró un genuino interés en nuestro trabajo, y un sincero respeto por nuestro potencial. Éramos un grupo de cuatro ingenuos estudiantes – Daniel, Esther, Livia, y yo -- con mucho por aprender, pero con muchas ganas de seguir adelante. David nos brindó una mano, y más que nada, nos ofreció una sincera amistad que ha perdurado desde entonces. Eventualmente me convertí en su estudiante de doctorado estudiando murciélagos, me gradué y continué mi investigación en otras partes del mundo con primates, rinocerontes, roedores, y otros mamíferos, di clases, asesoré estudiantes, y me dedique más y más a la administración. Sin embargo, nunca olvidaré aquella primera ocasión, cuando David entró al Museo, me vio trabajando en la colección de ectoparásitos, me sonrió con esa sonrisa tan especial que recuerdo con mucho cariño, y me llamó "jefe de pulgas." Para mi él siempre será "el jefe."

Y firma Juan Carlos Morales
Eureka, California 2010

Ahora, proceder a leer el sentir de la Dra. Alondra Castro.

Dave Schmidly, un ser humano extraordinario.

Me honra dedicarle unas palabras al amigo, al mentor y al gran ser humano que considero a David J. Schmidly. Gracias por la oportunidad Livia, de hecho, compartimos el inicio de nuestra amistad con haber conocido a Dave, quien siempre tomó muy en serio la colaboración entre mastozoólogos americanos y mexicanos para trabajar en México.

Cuando te conocí Dave, lo primero que pensé es qué diablos hacías en un congreso de zoología mexicano en 1983. Ignoraba que formabas parte de quienes impulsaron la creación de la Asociación Mexicana de Mastozoología, A. C., con su confianza y estímulo. Como en todas las cosas que emprendiste, vislumbraste que lo que se gestaba entre un puñado de jóvenes estudiantes, tendría un gran impacto para el desarrollo de la mastozoología mexicana y lo avalaste sin titubeos, con otra de tus grandes cualidades, mucho entusiasmo. ¿Recuerdas la cantidad de chistes que contaba Lorenzo Rojas, así como todo lo que pudieron beber en el transcurso de una noche mis hoy destacados colegas, mientras tú y yo componíamos el mundo filosofando, al compás de refrescos gaseosos? Aún me asombra lo rápido que fue pasar de esa sabrosa platica a estar en College Station para estudiar Peromyscus contigo, el "papas fritas" de los peromiscólogos. De verdad era un gustazo ser parte de tu grupo selecto de estudiantes de grado, quienes nos formábamos como mastozoólogos y sistématas. Si bien como maestro eras firme y exigente, sabías encontrar el momento idóneo para provocar nuestra risa y para estimular nuestra curiosidad. Así aprendí mucho de mi carrera contigo, pero también asimilé lo qué era el liderazgo, la confianza y la responsabilidad de dirigirnos con toda nuestra competitividad, ímpetu y hambre de conocimiento; no éramos fáciles como estudiantes, pedíamos mucho, pero tú sabías cómo hacer que diéramos más. Hablando de versatilidad, también me gustaba mucho ver cómo es que del Dr. Schmidly trajeado y formal, te convertías en el Dave de camiseta y jeans durante el trabajo de campo, pero eso sí, siempre tú mismo, con la gran carcajada cuando así lo ameritaba un comentario jocoso o una situación chusca, independientemente del escenario. Todos los que estuvimos contigo, sabemos que fue gracias a tu decisión y convencimiento, que se formó un ambiente de colaboración en donde se acrisolaron intercambios académicos, de donde surgieron excelentes mastozoólogos, en donde las publicaciones estaban en la puntera, en donde se enriqueció la peromyscología mexicana, así como la delfinología y la mastofauna queretana, por mencionar algunas de tus contribuciones. Por eso, cuando tu afán por mejorar las cosas –"para darle más oportunidades a los miembros de la comunidad biológica y de vida silvestre"— te llevó hacia la administración, muchos sentimos que perdíamos a un gran colega, pero fiel a tus costumbres, no sólo abriste las puertas a tus cofrades, sino que definitivamente seguiste apoyando a la mastozoología de tu país y a la de tus amigos latinoamericanos. Por cuanto a la parte humana, pude ver al hijo responsable y amoroso, devastado por la pérdida de su padre, que no obstante, lo veía como un amigo y enfatizaba lo positivo. Al padre bondadoso con sus hijos, siempre pendiente de cada uno, conforme a sus necesidades particulares, orgulloso de ambos. Al esposo devoto y enamorado, que admiraba a su mujer y en la que tenía a su gran compañera. Al hombre que apreciaba sinceramente las características de sus amigos y sabía sacar fuerzas de sus flaquezas. Por todo esto y por el legado que dejas en la mastozoología, realmente te mereces este reconocimiento. Querido Dave, fue un verdadero placer haberte conocido en todas estas facetas, ser tu alumna y amiga; aprendí mucho de ti. Gracias por tu solidaridad en mi formación como mastozoóloga y como persona, así como durante el sismo del 1985.

Y firma
Dra. A. Alondra Castro Campillo
México, D. F., a 18 de septiembre, 2010.

Finalmente, el tercero Daniel Navarro López, a quien apoyaste para que realizara su maestría en la Universidad de Galveston, quien desafortunadamente ya no está entre nosotros. Uno de los mastozoólogos que más tenía que agradecerte, que pena que no pueda decirte con sus propias palabras cuanto te admiraba y te quería, seguramente desde donde esté, está deseándote lo mejor y diciéndote gracias amigo, gracias por todo.

Aprovecho este momento para decirte a ti Daniel Navarro gracias por habernos presentado al Dr. Schmidly, gracias por habernos introducido en la mastozoología y por haber sido pilar fundador de esta Asociación. Pero ya habrá tiempo para ti amigo.

El pasado mes de agosto, la presidenta de esta Asociación Sonia Gallina y el Sergio Ticul Álvarez-Castañeda fueron a la Universidad de Nuevo México y en una pequeña ceremonia con sólo familiares y algunos amigos le hicieron entrega del reconocimiento (Fig. 1).

Con esta pequeña, pero muy sentida semblanza, he pretendido dejarles a ustedes la imagen de un científico que ha contribuido directamente en la formación de muchos mastozoólogos (entre los que me incluyo), que recibimos de este maestro su sabiduría y su grandeza humana a manos llenas.

Querido David, ha sido un honor y un lujo para mí, platicarle a esta audiencia tu trayectoria, ojalá estos jóvenes encuentren muchos Schmidlys en su camino. Alíviate pronto que todavía tenemos mucho por hacer (como terminar el libro de los mamíferos de Querétaro) y recuerda que te quiero mucho.

Por haberme escuchado, muchas gracias.

Livia León